He prometido que este será en un buen rato el único libro de guerra que lea. Cada día me acerco más a convertirme en un fanático de la Segunda Guerra Mundial, un ‘WWII Buff’ como dicen los gringos. Luego de éste, espero regresar a mis biografías, mis libros de Fórmula Uno y tengo, por cierto, dos buenísimos –grandísimos– libros que esperan que termine su lectura. En mi casa nadie nunca me obligó a hacer una lectura y ahora que lo pienso, creo que tampoco me recomendaron nada, ahí la mayor influencia fue de mi papá, quien a veces me leía una página u otra de algún libro, no sé si lo hacía adrede, pero si me interesaba lo que me leía, proseguía con la lectura…
En mi casa siempre hubo y hay libros, montones, uno de ellos era el de Heinz Knoke, en la portada salía un avión de guerra alemán, con las tenebrosas svásticas en el alerón, disparando y dañando mortalmente a algún avión inglés. El título era igual de atractivo: Yo volé para el Führer. En él, Knoke contaba su vida como piloto de la fuerza aérea alemena, de cómo participó en la invasión a Rusia, la defensa de Francia y al último, de cómo trataba, inútilmente, de defender a Alemania de los bombarderos aliados… fue una de mis primeras lecturas.
Luego de ver la mini serie de televisión Banda de Hermanos y posteriormente leer el libro que inspiró la serie, busqué otro libro del mismo autor, Stephen Ambrose, quien es el decano de la historia norteamericana de la Segunda Guerra. Al estar eligiendo, encontré una biografía de Eisenhower, varios libros dedicados a la infantería norteamericana, a paracaidistas ingleses y éste que llamó mi atención, dedicado a los pilotos que volaron los aviones B-24 durante la guerra… éstos eran a los que Heinz Knoke trataba de derribar.
Luego de la emocionante lectura de Band of Brothers, pensé que The Wild Blue sería al menos parecida, pero no… Ambrose se centró en un piloto en particular para relatar la historia de los hombres a bordo de los B-24, George McGovern, quien en 1972 fue candidato a la Presidencia de los Estados Unidos. El asunto es que ni el entrenamiento ni el paso de McGovern por la guerra son tan apasionantes como las historias que la Compañía Easy tiene en el otro libro.
Quizá Ambrose decidió que la historia de McGovern fuera su guía porque era su amigo, quizá fue el único que encontró con 35 misiones realizadas… el caso es que el avión de George McGovern nunca tuvo grandes encuentros contra nadie, no sufrió grandes daños (un solo herido y no muy grave), nunca jamás fue atacado por un avión enemigo (luego entonces sus artilleros no dispararon una sola bala contra un avión alemán) o fue a bombardear un blanco imposible… y quizá eso –que hasta ahora va sonando a crítica– sea lo que sostiene al libro.
El caso de la guerra es que no todo el mundo fue un héroe en el sentido hollywoodesco del término, por ejemplo, cuando dicen que el hoy Papa Benedicto XVI fue un soldado nazi por haber estado en la Luftwaffe cuando tenía 14 años es una barrabazada, seguramente el pequeño niño alemán pertenecía a un sector de la fuerza aérea alemana que manejaba cañones antiaéreos (lo cual significa que trataba de evitar que les tiraran bombas a las cabezas de sus compatriotas), tal vez cargando cajas o simplemente contestando un teléfono. Así fue la guerra para muchos hombres, que sin estar en el frente, disparando o siendo blanco de disparos, contribuyeron a su causa… en el caso de McGovern, a él sí que le disparaban, los terribles antiaéreos que tiraron a más de la mitad de sus compañeros (quizá lo raro es que él y su tripulación hubieran sobrevivido).
Lo que es de rescatarse de la actitud de este senador demócrata, piloto de guerra entonces, es cómo cuidaba de sus hombres, cómo ellos sabían que el tipo era tan buen piloto que llevaría el avión a casa (en más de una ocasión McGovern les propuso saltar en paracaídas, cuando se les atoró una bomba y luego cuando tenía que aterrizar en una minúscula pista que no alcanzaba para que frenara el avionsote en el que iban y la tripulación se negó a abandonar a su piloto, quien pudo aterrizar bien su avión).
Faltan en la historia de McGovern las anécdotas de aquellos caídos, de compañeros perdidos y de los líos en que se metían los pilotos, sin embargo, Ambrose supo aderezar muy bien su libro, que está salpicado de un sinfín de anécdotas de otros pilotos. Esto vuelve muy rica la lectura, como si uno estuviera escuchando en una conversación a un piloto en particular que cuenta su historia y otros tantos, cuando viene al caso, cuentan alguna historia fantástica.
Cuando comencé a leer The Wild Blue, lo primero que me intrigaba era el título ¿qué es esto del ‘azul salvaje’? Y la respuesta me la dio una de las anécdotas, de un navegante que se tiene que tirar en paracaídas “hacia el salvaje azul”. Al inicio el libro parece aburrido (insisto, sobretodo comparado con mi anterior lectura de Ambrose), sobretodo porque las prácticas y el entrenamiento de los pilotos tardaba mucho sin que sucediera nada realmente significativo, pero Ambrose se clava en las expectativas de estos jóvenes, en sus distintos orígenes y el cómo cada uno fue eligiendo o siendo orillado a su puesto en determinado avión (los aviones de McGovern, que nunca era una máquina sola, sino que le asignaban distintos aviones para cada misión, siempre eran llamados ‘The Dakota Queen’, en honor a su esposa, ya que él, el piloto, era el único casado de la tripulación).
Al final me quedo con otro libro, otro montón de historias de los hombres quienes sabían que no les quedaba de otra en la vida que enrolarse y sacrificar sus vidas para que el fascismo no inundara el mundo. El subtítulo del libro, curiosamente es “los hombres y los niños que volaron los B-24 sobre Alemania en 1944 y 45”… McGovern entonces tenía 21 años… y algunos de los tripulantes de estos horribles aviones (que son mucho menos estéticos que los famosos B-17 de la película Memphis Belle) tenían 17 años…
Ya para concluir y como verán que estoy entre que algunas cosas sí me gustaron y otras no tanto, les puedo asegurar que a quien le gusten los aviones –y yo estoy entre ellos– y las historias de aviación, no se pueden perder de esta lectura ya que el B-24 Liberator ha sido el avión más construido en la historia de Estados Unidos y fue, indudablemente, el mejor bombardero de la guerra.
Lo recomiendo, con sus reservas, concluyendo que este libro deja clara, muy clara, la doctrina de Estados Unidos del bombardeo selectivo. Desde entonces, los americanos estuvieron en contra de bombardear civiles (cosa que los británicos y alemanes hacían de forma indiscriminada), ellos creían entonces en atacar sólo objetivos militares, cosa que han buscado estos días con las llamadas ‘bombas inteligentes’, ya que entonces, el bombardeo sistemático de la maquinaria alemana de guerra, dejó a Hitler sin refacciones para sus aviones, municiones para sus tanques ni gasolina… y esto fue vital a la hora de decidir quién ganaba la guerra.
The Wild Blue
The Men and Boys who flew the B-24s Over Germany
De Stephen E. Ambrose
Touchstone Books
ISBN: 0743223098